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Autoconsumo y balance neto

Con la crisis económica y los recortes está más de actualidad la necesidad de una reforma del sistema eléctrico. Se escuchan multitud de noticias al respecto y, en particular, existe un debate entre las grandes compañías eléctricas y los pequeños productores, que exigen una ley que regule el autoconsumo y el balance neto. ¿Pero que son estos conceptos?

Estos dos términos hacen referencia a distintas modalidades en las que un consumidor puede generar su propia energía, por ejemplo, mediante una placa fotovoltaica, un generador eólico, un grupo de cogeneración, u otras tecnologías.

Diferencias entre cogeneración y autoconsumo

En la actualidad (de forma resumida) un consumidor no puede verter energía a red. Para poder hacerlo ha de solicitar el alta como productor eléctrico. Tras darse de alta, el producto vende toda la energía producida a un precio acordado y, por otro, lado compra toda la energía que consume. Parece que este proceso no tiene mucho sentido, ¿verdad?

El autoconsumo trae un poco de sentido común a esta situación. Consiste en generar tu propia energía y consumirla in situ. Si en algún periodo necesitas más energía de que la puedes generar, compras el resto a la red.

El balance neto representa un paso más en el concepto. Consiste en consumir la energía que produces, y el exceso venderlo a la red. Globalmente, solo compras la energía que consumes de forma neta, es decir, la diferencia entre lo que compras y lo que vendes.

Existe un debate y posturas enfrentadas entre pequeños productores partidarios del balance neto, y las grandes eléctricas. A continuación resumo, de la forma más neutral posible, los argumentos que cada uno esgrime.

Visión pro balance neto

Los defensores del balance neto tachan a las eléctricas de lobbys, grupos de poder que, aprovechando su poder económico, presionan y sobornan a los políticos para apoyar sus posturas y obtener ventajas competitivas. Sus principales puntos son los siguientes:

  • El balance neto supone un sistema descentralizado y democrático de generación, donde cualquier consumidor puede producir su energía.
  • Se eliminan pérdidas de transporte eléctrico, que pueden representar hasta el 50% de la energía, por lo que es más eficiente.
  • La mayoría de las fuentes empleadas son renovables, por lo que son limpias y virtualmente inagotables.
  • Reducen la dependencia energética del país, al depender en menor medida de importaciones de combustibles fósiles o uranio.

Visión según eléctricas

Las eléctricas también dan su visión del problema y, para ser justos, tienen razón en ciertos aspectos. Entre principales argumentos destacan los siguientes,

  • Se les exige realizar enormes inversiones en centrales energéticas y redes de transporte, de forma que se garantice el suministro a todo el mundo en todo momento. Sin embargo, por ejemplo, en un día soleado puede que nadie consuma su energía, pero se les obliga a tener la capacidad instalada para días nublados y periodos nocturnos. Además se genera duplicidad en la capacidad eléctrica instalada.
  • Al reducir el consumo, alegan, estos costes fijos los deberán asumir el resto de consumidores, generando diferencias entre usuarios. Sugieren implantar una tarifa para compensación de autoconsumo, es decir, un gravamen a los que no consuman energía.
  • La generación con pequeños equipos supone una peor calidad de suministro, dado que la conexión y desconexión de elementos genera armónicos y otras distorsiones en la red.
  • El equilibrado de la red eléctricas de vuelve increíblemente complejo. Una central eléctrica no se enciende instantáneamente, tardan horas e incluso días. En la actualidad las eléctricas tienen previsiones precisas que permiten programar el encendido y apagado, bombeo de hidráulicas, etc. El equilibrado de una red descentralizada puede llegar a ser imposible.
  • Las grandes centrales energéticas disponen, debido a su tamaño, de todas las posibles mejoras para elevar su rendimiento. Por tanto, se plantea si realmente es más eficiente un sistema descentralizado, frente a un sistema centralizado con pérdidas de transporte.
  • Cuestionan el beneficio medio ambiental de tener un enorme número de pequeños generadores, frente al de unos pocos de gran tamaño, debido a los costes medioambientales de fabricación, instalación, reciclaje, y mantenimiento.

Resumen y opinión personal

Por mi experiencia, al montar un sistema fotovoltáico doméstico, la mayor parte del coste recae en las baterías. El autoconsumo es una forma eficaz de eliminar este coste y, si la instalación está bien dimensionada, es beneficioso para el medio ambiente. Se debe dimensionar las instalaciones con un tamaño moderado, que permitan que no se despilfarre energía, y garantizando la rentabilidad de la instalación. No tiene ningún sentido establecer una tarifa de compensación por el autoconsumo, es decir, por energía que el usuario ni llega a consumir.

Por el contrario, el balance neto también es ‘echar un poco de morro’, esta vez por parte de los pequeños productores. El balance global es que se exige a la red que sea su ‘batería’, vertiendo el exceso de energía que, unas horas más tarde, ellos mismos consumirán. Es lógico que las eléctricas estén en contra, dado que se les exige convertirse en gigante almacén eléctrico, elemento regulador de la red, de la calidad del suministro, y garantía de abastecimiento, mientras que se les recorta los beneficios. Por otro lado con el balance neto los generadores descentralizados tienden a ser de tamaño ‘menos moderado’ dado que, a diferencia del caso de autoconsumo, el exceso de energía generada se compra, contribuyendo a la amortización de la inversión.

Sin embargo, lo realmente triste es que estos debates siempre se desarrollen en términos económicos, y no tan a menudo desde la eficiencia y el impacto ambiental.

Y vosotros, ¿Qué pensáis? Tiene razón los pequeños productores o las grandes eléctricas? Si queréis podéis darnos vuestra opinión dejando un comentario.